Las desigualdades en las retribuciones salariales persisten en el mercado laboral. Las razones son diversas y complejas, pero principalmente responden a una incorrecta valoración de los puestos de trabajo , en muchas ocasiones condicionada por sesgos de género.
Para determinar si dos puestos de distinto tipo tienen el mismo valor, es necesario aplicar un método para compararlos. En este sentido, uno de los requisitos indispensables del diagnóstico del plan de igualdad es la auditoría retributiva. Esta auditoría debe realizarse partiendo de una valoración de los puestos de trabajo con perspectiva de género.
¿Qué implica una valoración de los puestos de trabajo?
Este método permite evaluar de forma sistemática y objetiva los puestos de trabajo atendiendo a diversos factores y niveles. No existe una única manera o metodología para llevarla a cabo. La Organización Internacional del Trabajo , sin embargo, recomienda el método cuantitativo por puntos , que generalmente parte de cuatro factores (cualificaciones, esfuerzos, responsabilidades, condiciones laborales) que hay que desgranar según la empresa, el sector económico y las tareas que se desarrollen. Así pues, se aconseja poner en juego entre diez y dieciséis subfactores .
Veamos algunos ejemplos de trabajos que se consideran de igual valor según la OIT:

¿Cómo hacer una valoración de los puestos de trabajo con perspectiva de género?
El método de valoración debe basarse en el rigor y en la voluntad consciente de ir en contra de los prejuicios sexistas . Por eso no sólo es necesario que se adapte a cada empresa sin ambigüedades o superposiciones, sino que también debe incluir subfactores asociados a los trabajos con predominancia femenina.
Así pues, no deben pasarse por alto ciertas capacidades o competencias requeridas en algunos trabajos feminizados , ignorados por ser considerados innatos a las mujeres: la sensibilidad, la capacidad de comunicarse adecuadamente, la redacción y revisión de informes, empatía y la paciencia.
Por otra parte, cuando hablamos de esfuerzos también es necesario incluir los emocionales y mentales además de los físicos. Tradicionalmente asociamos el esfuerzo con las labores que se llevan a cabo en fábricas o en la construcción, con frecuencia desarrolladas por hombres. Sin embargo, atender por teléfono a clientes enojados también requiere un esfuerzo y gestión emocional importantes.
En cuanto a las condiciones laborales , debe tenerse en cuenta el contexto en el que se despliegan los trabajos más feminizados, con ambientes menos extremos y hostiles sólo en apariencia. Las cajeras, por ejemplo, tienen una mayor exposición al acoso sexual que un trabajador o trabajadora de oficina. En el artículo siguiente explicaremos por dónde empezar y qué información se necesita para hacer una valoración de puestos de trabajo con perspectiva de género.