Conciliación y corresponsabilidad

Qué es la conciliación y qué es la corresponsabilidad

La conciliación y la corresponsabilidad son conceptos que a menudo se confunden; por eso es importante entender las definiciones de cada uno de ellos: la conciliación remite a una participación equilibrada de mujeres y hombres en la vida familiar y en el mercado de trabajo, gracias a la reestructuración y reorganización de los sistemas laboral, educativo y de recursos sociales , a fin de hacer efectiva la igualdad de oportunidades en el empleo, modificar los roles y estereotipos tradicionales y cubrir las necesidades de atención y cuidado de personas dependientes.

El de corresponsabilidad es un concepto que va más allá. Implica que hombres y mujeres compartan responsabilidades, deberes y derechos mediante un reparto equilibrado de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares con el fin de distribuir de forma justa el tiempo de vida de mujeres y hombres.

Así pues, la corresponsabilidad implica no sólo cambios a nivel normativo, sino también una reorganización de los roles sociales y familiares de hombres y mujeres, con una clara necesidad de compromiso por ambas partes. El paso de la conciliación a la corresponsabilidad exige un cambio de actitud que sitúe a la persona y sus deberes sociales y personales en el centro de la equidad voluntaria en el reparto de las tareas.

¿La conciliación es una «cosa de mujeres»?

En los últimos años, los avances en materia de igualdad de género han fomentado la incorporación de la mujer al mundo laboral, hasta un punto donde el 47% de la población activa son mujeres. Pero esta incorporación no ha comportado una incorporación paralela del hombre al mundo de los cuidados, tal y como demuestran los datos del informe Les dones en Catalunya (2021) del Institut Català de les Dones. Este informe pone de manifiesto que las mujeres realizan, de media, 1 hora más al día de trabajo doméstico que los hombres. Este hecho se produce por varios motivos, pero queremos resaltar los dos más importantes:

  • Lo primero es que, en la cultura machista que vivimos, lo que tiene prestigio es lo masculino. El trabajo considerado históricamente femenino (cuidados y tareas domésticas) no tienen remuneración, y las profesiones de mayor empleo femenino son las menos retribuidas.
  • Y en segundo lugar, que las tareas de cuidados siguen fuertemente vinculadas al rol femenino, en especial en relación a la maternidad, ya que el embarazo y la lactancia materna son funciones exclusivas de las mujeres. Este hecho perpetúa la existencia del rol de los cuidados, y sirve para naturalizar que sean las mujeres las que asuman estas tareas, aunque sea a costa de renunciar a su desarrollo profesional.

Los efectos de esta desigualdad han puesto de manifiesto la necesidad de compaginar el trabajo con las responsabilidades personales y/o familiares mediante la conciliación. Asimismo, esta conciliación se interpreta como “algo de mujeres”, en tanto que son las mujeres, de forma predominante, las que necesitan y solicitan las medidas de conciliación, ya que asumen la responsabilidad del hogar y cuidado de la familia.

¿Cómo puede ayudar la empresa en la corresponsabilidad?

Para poder combatir esta desigualdad es necesario actualizar los roles de género. Esto puede llevarse a cabo mediante la incorporación de nuevas masculinidades que asuman de forma equilibrada las responsabilidades familiares, comprendiendo la importancia de realizarlas, dando valor y equiparando el trabajo doméstico y/o de cuidados con el rendimiento laboral.

Esta visión es lo que se describe en la corresponsabilidad, y las empresas pueden promoverla. De la misma forma que las acciones de discriminación positiva han incrementado la representación femenina en lugares masculinizados y han favorecido a la rotura del techo de vidrio, las empresas deben aplicar acciones de discriminación positiva. Estas acciones tienen el objetivo de favorecer que los hombres sean quienes soliciten las medidas de conciliación y los que se impliquen en las tareas domésticas o de cuidados; ya sea a través de campañas de sensibilización, o bien, por ejemplo, ofreciendo dos días más de permiso retribuido a los hombres por semana completa que cedan sus parejas de la baja de maternidad.

Los cambios en las formas de trabajo y las demandas actuales de la sociedad evidencian que la conciliación no debe entenderse como un recurso, sino como un elemento de la estrategia empresarial: no se necesitan más recursos, se necesita diseñar el trabajo ajustándolo a las necesidades y responsabilidades de las personas. El teletrabajo o la flexibilidad horaria pueden permitir una mejor organización y equilibrio con la vida personal, así como favorecer una distribución equitativa de las tareas de cuidado y/o domésticas.

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